El naufragio del Serpent

El 10 de Noviembre de 1890 se produjo en el corazón de la “Costa da Morte” la gran tragedia del HMS Serpent. Una tragedia que todavía pervive en el imaginario colectivo de las gentes de la zona y que contribuyó decisivamente al bautizo de la zona con el nombre de Costa da Morte (Coast of Death) que fue utilizado por primera vez por los diarios británicos.

Para empezar el relato tenemos que situarnos en el sábado 8 de Noviembre de 1890, dia en el que zarpaba, de las costas de Plymouth, el HMS Serpent. Un flamante acorazado de tercera clase construido tres años antes en los astilleros de Devonport.
El buque se dirigía a la colonia africana de Sierra Leona. Pero el capitán, Harry Leith Ross, y la tripulación nunca llegarían a su destino.

Despues de partir, ya en dirección a aguas gallegas, en mar abierto el barco se encontró con una situación no muy favorable para la navegación. Una fuerte marejada con mar de fondo del Oeste que lo obligó a navegar a media máquina.
Ese 10 de Noviembre el barco se dirijía con rumbo al cabo de Fisterra a través del conocido como “corredor de Finisterre”, por donde debían pasar todos los barcos que se dirijían al Mediterráneo, Ásia, Suramérica o, como era el caso, a África. Los fortísimos vientos y el mar de fondo desviaron al Serpent e hicieron que el buque embistiera los bajos de Punta do Boi en la oscura noche.

A las once de la noche se dió la alarma al impactar contra las rocas y el capitán ordenó preparar los lanzacabos, éstos se rompieron como hilos en medio del temporal y los botes salvavidas fueron barridos por las olas de la cubierta del barco, así como varios de los marineros. La agonía del acorazado duró cerca de una hora, tiempo que tardó en ser destruido y hundido por el embravecido mar.

Sólo hubo tres supervivientes; Edward Bourton, Frederick Gould, y Onesiphorus Luxon. Luxon fue el primero en alcanzar la costa, y cuando se dirijía al pueblo más cercano, Xaviña, oyó la voz de su compañero Bourton, que había sido lanzado milagrosamente por el mar a la playa de Trece. El tercer marinero, Gould, fue encontrado en una barraca de carbón, donde recibió los primeros auxilios de la pareja de carabineros que la custodiaban.

Desde el día del suceso y hasta Navidad los cuerpos de los tripulantes fueron llegando poco a poco a la costa y a los arenales de Trece. Los vecinos se movilizaron desde el día 11 de Noviembre para recoger los cuerpos de los marinos. Recogieron , en total 172 cadáveres, que serían enterrados en el “Cementerio de los Ingleses” hecho y consagrado por el párroco de Xaviña “ex professo” para tal efecto.

Agradecido por este detalle, el Almirantazgo obsequió a personalidades de Xaviña y Camariñas y al propio pueblo con varios regalos. Uno de ellos fue un barómetro que a día de hoy se puede contemplar en la fachada de una casa cercana al puerto de Camariñas. Como memoria del Serpent también se conserva su mascarón de proa, «O Barbudo».

La leyenda

Otra versión de este naufragio nos la da Ramón Allegue, autor del libro «Mar Tenebroso» ; Según este escritor, el Gobierno inglés necesitaba enviar una gran fortuna para su ejército colonial, así como nuevos suboficiales para relevar a las tripulaciones de otros barcos en Africa del sur. Esa sería la verdadera misión del Serpent. Debido al valioso cargamento, el buque sería escoltado por otro barco, el Lapwing.

Los “raqueiros” británicos (especie de piratas de tierra), se pusieron en contacto con raqueiros gallegos. Los gallegos actuaron y, en teoría, consiguieron apagar el viejo faro del cabo Vilán, de modo que el Serpent se fue contra el cabo de Boi. El mar estaba tan turbulento que ni los raqueiros pudieron llegar a los restos del barco. El Lapwing, que iba unos kilómetros por delante, dio la vuelta al no ver al Serpent y fue, en días posteriores, capaz de recuperar uno de los dos arcones de monedas que transportaba el pecio. Pero esa es otra historia que habrá que contar con más detalle en una proxima ocasión.

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